Una nueva etapa de dictaduras que promovían la proscripción, el acuerdo con el FMI y gobiernos democráticos que no respetaban los pactos.
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Con el derrocamiento de Perón llegó al gobierno La Revolución Libertadora que quería liberar al país de la “tiranía peronista”. Las dictaduras se planteaban como una “normalización de la situación”para luego volver a las elecciones pero ese “volver a las elecciones” significaba retomar la democracia sin la presencia del peronismo y la puesta a punto de las nuevas normas con la anulación de la constitución del 49 y la realización de una convención constituyente en el año 1957.
Durante esta etapa vamos a ver un debate por la incorporación o no de las masas peronistas a la dinámica electoral y la posición respecto del modelo socioeconómico puesto en marcha en el periodo 1945/1952. A partir de esta dinámica económica podemos decir que hay tres tipos de ideas diferentes: un populismo reformista donde se situará al presidente Ilia, una línea desarrollista donde podríamos ubicar tanto a Frondizi como el sector azul de los militares y un tercer sector liberal donde ubicamos corporaciones como la sociedad Rural Argentina, la unión industrial Argentina y la fracción colorada de las fuerzas armadas.
Presidencia de Eduardo Leonardi
El general Eduardo Leonardi fue quien lideró la denominada Revolución Libertadora que destituyó a Perón el 16 de septiembre de 1955. Leonardi quiere mantener las conquistas obreras y le aseguró a la Confederación General de los Trabajadores (CGT) su integridad con la condición de que haya elecciones donde se elijan líderes no corruptos de la tapa anterior. Este presidente de facto era nacionalista, católico y creía en una política conciliadora con el movimiento obrero. El vicepresidente era el Almirante Isaac Rojas que quería terminar con todas las políticas implementadas por Perón por lo que promovió la creación de la Junta Consultiva Nacional integrada por 20 miembros de los partidos antipersonalistas. A medida que pasaban los días, la relación del presidente Leonardi con el movimiento obrero fue mal vista por los socialistas, los radicales anti personalistas, los comandos civiles y sectores de las fuerzas armadas, quienes convencieron al ala tradicional liberal del gobierno que el alejamiento de Leonardi aseguraría una ampliación de los principios de la revolución libertadora por lo que el presidente presentó su renuncia en noviembre y fue elegido mediante un acuerdo entre oficiales del Ejército y la Marina el General Aramburu.
La presidencia de Pedro Aramburu 1955/1958
Este presidente de facto era liberal, antiperonista y terminó con los intentos de integrar a los sindicatos peronistas a un gobierno no peronista. Durante ese mandato, el vicepresidente era, al igual que en la etapa anterior, el Almirante Isaac Rojas. Aramburu generó ataques contra la CGT por lo cual la Central General de los Trabajadores llevó a cabo un paro indeterminado por lo que el gobierno declaró ilegal la huelga e intervino la CGT. En esta etapa se vio como el movimiento sindical, uno de los actores políticos principales de la vida política del país entre 1946/ 1945 experimentó un severo retroceso a través de una persecución hacia los trabajadores acompañada por la proscripción del peronismo por lo que estaban prohibidos los símbolos y la palabra Perón que fue reemplazada por la palabra tirano prófugo. Además, se prohibió el partido justicialista, se inhabilitó a los integrantes del partido a tener cargos en el Estado, se suspendieron a los delegados, se puso fin a los convenios colectivos de trabajo, se buscaba dar de baja la Constitución y se creó una comisión especial para investigar los delitos de los peronistas dirigentes. Además durante este periodo, a través de la ley ley 2739 se autorizó un aumento salarial de emergencia del 10% y se aseguró la movilidad laboral sólo por la productividad.
La resistencia
El resultado de la política implementada por parte del presidente Aramburu provocó la resistencia peronista por parte de las bases obreras y los dirigentes sindicales que en las fábricas generaron un proceso de reorganización que apuntaba resistir unidos la ofensiva anti laboral de los años 1956/1958 y a mantener las conquistas logradas bajo el gobierno de Perón. Por esa razón, agrupaciones clandestinas hicieron huelgas,sabotajes de producción o desobediencia civil, por ejemplo, el 9 de junio de 1956 se organizó una rebelión armada contra el gobierno encabezado por el General Juan J Valle y apoyada por grupos de civiles, pero fracasó por la falta de organización. Por esa rebelión se produjeron cerca de mil arrestos y el gobierno implementó la ley marcial para aplicar un sumario a los supuestos líderes de los rebeldes y a simples sospechosos condenándolos al fusilamiento. En esa situación se ejecutó a 38 civiles y militares, entre ellos al General Valle único golpista argentino a quien se aplicó la pena máxima por rebelión armada.
Otros ejemplos de la resistencia fueron lo ocurrido en la planta metalúrgica Catita contra el despido de varios delegados o en el frigorífico Lisandro de la Torre en capital Federal, donde realizaron una movilización y huelga contra el arresto de tres delegados por el interventor militar. Para los trabajadores de la carne había sido más fácil la reorganización porque ya contaban con una amplia estructura en el gobierno peronista y para mediados de 1956 esta corriente adquirió mayor impulso y fueron reconocidos por el gobierno militar. El reconocimiento de esos comités no oficiales significó por parte de los militares la admisión de que no habían desempeñado bien su tarea.
Uno de los primeros logros del movimiento obrero fue la reconstitución del sindicalismo peronista en 1957 gracias a la oportunidad que se presentó cuando el interventor militar en la CGT convocó a elecciones en los sindicatos intervenidos con el propósito de normalizar la central obrera bajo una conducción no peronista y que apoyara a sus objetivos propuestos por el gobierno. Pero las elecciones fueron ganadas por los dirigentes gremiales peronistas de segunda línea formados antes de 1955, logrando alcanzar así el control sobre un importante número de sindicatos industriales. Esas elecciones provocaron el enojo tanto de los militares como de los sindicalistas antiperonista (socialistas, radicales y liberales), provocando que el movimiento sindical se dividiera en tres corrientes. Algunos gremios que se denominaron “32 gremios democráticos”, por otro lado, estaban los peronistas y algunos sectores de izquierda independientes que conformaron las “62 organizaciones” y en una posición intermedia tratando de conciliar a ambas corrientes se gestó el sector de “los 19” integrado por la minoría comunista y que poco después se convirtió en el Movimiento de Unidad y Concordancia Sindical.
Con la llegada al gobierno del presidente Frondizi los sindicalistas pensaron que podía mejorar la situación laboral debido a que el presidente radical llegó al poder apoyado por Juan domingo Perón en una unión que se dio por un lado, porque sin los votos del peronismo Frondizi no llegaba el poder, y por el otro porque Perón buscaba terminar con su proscripción. Si bien en un principio los sindicalistas creyeron que la situación iba mejorar dado que Frondizi sancionó la ley de Asociaciones Profesionales de Trabajadores que representaba un retorno a las prácticas sindicales del periodo peronista, y si bien las 62 organizaciones consolidaron sus posiciones dentro de los sindicatos mientras que los 32 gremios democráticos perdieron gravitación; al poco tiempo la política económica del gobierno deterioró sensiblemente la posición de los trabajadores en la distribución del ingreso. Esta situación provocó una ofensiva sindical que duró entre 1959 y 1960 donde se incrementó el número de huelga, pero que el gobierno logró que la mayoría de los paros fueran levantados poniendo en prisión a militantes gremiales e interviniendo a los principales sindicatos. Impedidos de seguir realizando la actividad huelguística, el sindicalismo diseñó una nueva estrategia para enfrentarse contra el gobierno utilizando la debilidad política del gobierno de Frondizi que ya no contaba con gran apoyo de los militares y los sectores altos por su pacto con Perón. Los dirigentes sindicales tomaron conciencia de su poder para presionar en el marco de un sistema político que presentaba signos de fragilidad en los gobiernos y una persistente división de sus adversarios políticos y sociales. Entonces, en lugar de la movilización de base y el enfrentamiento de clases característico de la resistencia el sindicalismo comenzó a desarrollar la estrategia de presión política para afectar la estabilidad de los gobiernos civiles y militares que mantuvieron la proscripción del peronismo.
La UCR durante la Revolución Libertadora
En 1956 la Unión Cívica Radical se vuelve a dividir una vez más. Las dos cuestiones que provocaron el nuevo quiebre fueron el apoyo o no al nuevo gobierno de facto y el tipo de economía que pretendían para el país. Por un lado estaba la Unión Cívica Radical del Pueblo liderada por Ricardo Balbín que apoya a la dictadura y coloca a sus integrantes en algunas funciones del gobierno. En lo económico el espacio de Balbin pretendía una visión más liberal que lo hacía más proclive a la reducción y exclusión del movimiento obrero ya que pretendía la vuelta al modelo agro exportador por lo cual no quiere a las clases obreras organizada. Los militares consideraban a la UCRP como la garantía para la continuidad de sus políticas ya que ese espacio político sostenía que estaba dispuesto a eliminar “el cáncer peronista de la sociedad”. Por el otro lado estaba la Unión Cívica Radical Intransigente de Arturo Frondizique confrontaba con el gobierno militar del que decidió no participar dado que tenía una postura más participacionista con respecto al peronismo del que en ante las elecciones de 1957 nace un pacto con Perón. En lo económico la UCRI tenía una postura desarrollista que buscaba alianzas con empresarios, sindicalistas y con las fuerzas armadas que estén comprometidos con el desarrollo industrial.
La economía de la Revolución libertadora
Una vez instalados en el gobierno los integrantes de la Revolución Libertadora discutían sobre la dirección en la que debería orientarse el proceso económico: Si bien tenían un lejano horizonte industrialista, las medidas apuntaron a estimular la producción agropecuaria con el objetivo de equilibrar las cuentas externas. Para poner en marcha ese programa la dictadura hizo una fuerte devaluación que buscaba hacer más competitivos los precios importables y de esa manera fomentar las exportaciones y abaratar el costo del salario. Por esa razón terminó con el régimen de tipos de cambio múltiple e impulsó un único cambio oficial que provocó la formación de un mercado libre. La devaluación fue acompañada por una liberalización del sector externo por lo que se dio de baja al Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio (IAPI). La apertura hacia el comercio internacional y la búsqueda de mayor participación en los mercados de capitales llevaron a que en agosto de 1956 la argentina firmara acuerdos incorporándose así a los organismos financieros internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Además Argentina firmó un acuerdo con 11 países europeos para reemplazar los convenios bilaterales pon un sistema multilateral de pagos que constituyeron llamado Club de París. Así la Argentina podía pagar su déficit comercial con alguna de las naciones con la moneda de otra de ellas con la cual tuviera un superávit. Pero el denominado acuerdo multilateral no funcionó ya que no sólo dio lugar al endeudamiento financiero del país, sino que no logró un gran incremento de las exportaciones ni promovió el flujo de capital que se esperaba.
Las consecuencias de la política económica se hicieron evidentes ya que se produjo un fuerte descenso del salario real, es decir del poder adquisitivo de los trabajadores y hubo una caída en el nivel de vida de los asalariados. También producto de la economía aumentó la participación de las empresas extranjeras que fueron desalojando a las nacionales. Asimismo creció el endeudamiento externo y se vieron favorecidos por la devaluación los integrantes del sector agro exportador.
La presidencia de Arturo Frondizi
En las elecciones del 23 de febrero de 1958 triunfó la Unión Cívica Radical intransigente integrada por la fórmula de Arturo Frondizi y Alejandro Gómez. Frondizi gana las elecciones porque vio que en el sufragio se iba a dar un gran número de votos en blancos peronistas ya que no tenían un candidato electoral por lo cual el líder radical pactó con Perón un acuerdo por el cual el líder peronista apoyaría la candidatura del líder radical solo si, una vez que asumiera el cargo, Frondizi terminara con la proscripción, la persecución y pusiera fin a la política de varias ramas sindicales para un mismo sector.
Frondizi comenzó su gobierno en condiciones aparentemente ventajosas ya que contaba con amplia mayoría en el Congreso de la Nación y controlaba las gobernaciones provinciales. Sin embargo se hicieron evidente muchos factores de inestabilidad siendo uno de ellos la ruptura del acuerdo con Perón y los seguidores. Otro de los factores de inestabilidad se dio cuando las fuerzas armadas le restaron su apoyo al gobierno a raíz de su acuerdo prelectoral con el peronismo y con el resto de los partidos políticos, en especial la Unión Cívica Radical del Pueblo, se mostraron poco interesadas en el mantenimiento de la legalidad constitucional. Por esta situación, la presidencia de Frondizi se prolongó entre mayo de 1958 y marzo de 1962 cuando el presidente fue obligado a renunciar por las fuerzas armadas en un verdadero golpe de estado. El doctor José María Guido que en ese momento era el presidente provisional del Senado, se convirtió en el nuevo presidente ya que el vicepresidente Alejandro Gómez había renunciado anteriormente por diferencias con Frondizi.
¿Qué era el desarrollismo?
El desarrollismo era una teoría económica surgida en América latina a fines de la década de los años 40 principios de los años 50 y la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) fue el centro de divulgación de esas ideas. El economista Raúl Prebisch expresó que el subdesarrollo del tercer mundo se debía a que en ese lugar seguía predominando la producción agraria sobre la industria. Según el análisis de este economista los países subdesarrollados podían alcanzar a los desarrollados y poner fin al atraso y a la dependencia si se lograba dos cosas: medidas correctivas aplicadas al comercio mundial que contrarresten el deterioro de los términos de intercambio y implementación interna de una adecuada economía que promoviera la modernización del aparato productivo. Uno de los pilares de la teoría es que los países necesitan recurrir masivamente al aporte extranjero en inversiones, préstamos etc capaces de sustentar la instalación de industrias como la del transporte, energía siderurgia u otras. Es decir que es necesario los capitales extranjeros para agrandar industrias de países periféricos. Además para eso el Estado lleva un rol activo en el proceso ya que fija las prioridades con respecto a los factores a desarrollar.
En la Argentina Frondizi fue quien impulsó el desarrollismo especificando que había que avanzar aceleradamente hacia la ISI de producción local de bienes industriales cuya importación se había incrementado en el proceso anterior. Esto se lograría según el presidente con la incorporación de capitales extranjeros en un grado mucho mayor que la etapa anterior por eso en la etapa de Frondizi hay una apertura total al capital extranjero que se justificó estableciendo una distinción teórica entre nacionalismo de fines y no de medios. Con esta teoría proclamó la llamada batalla del petróleo y el acero abriendo un caudal de inversiones proveniente de Estados Unidos y Europa a través de empresas intermedias. Con la implementación del desarrollismo se aumentó la producción local de petróleo y acero, pero los sofisticados equipos seguían siendo importados. Asimismo, hubo un acelerado aumento industrial que igualmente aceleró la salida de capitales en pago de estas importaciones.
Frondizi y los trabajadores
Las medidas hacia los trabajadores en la presidencia de Frondizi fueron: el aumento de un 60% en el salario de los trabajadores, se admitía a líderes sindicales para que vuelvan a su puesto, pero no levantó la proscripción del peronismo. En lo económico durante esa etapa se delineó un plan de inversiones en áreas estratégicas, se promulgó una ley para atraer capitales extranjeros, y se firmaron acuerdos para explotar el petróleo nacional con británicos y norteamericanos. El crecimiento económico generó un desequilibrio en las cuentas del Estado por lo cual durante la presidencia de Frondizi hubo un acuerdo de crédito con el Fondo Monetario Internacional.
La relación de Frondizi con el sector obrero se fue debilitando cuando el presidente no proscribió al peronismo y a medida que la crisis económica iba empeorando la calidad de vida de los obreros. Esto provocó que los trabajadores realizaron diferentes huelgas o paros
generales que el gobierno contestó con el plan CONINTES que consistía en la entrega de la facultad de represión de los conflictos sociales y políticos a las fuerzas armadas. Los militares vieron con desconfianza el triunfo electoral de Frondizi y lo vigilaron desde principio de su gobierno. El presidente sufrió diversos planteos militares bajo una presión muy fuerte durante años y el plan CONINTES provocó que el gobierno se enfrentara una vez más con las fuerzas armadas que consideraban que el presidente los obligaba a cargar con la represión.
La caída de Frondizi
En 1962 Frondizi ya batallaba contra el peronismo, los militares y contra el líder de la Unión Cívica Radical del Pueblo Balbín. La presión sindical fue tal que el presidente levantó la proscripción del peronismo y ese año en las elecciones provinciales el peronismo se impulsó en nueve provincias incluida Buenos Aires. Pero lo que conformaba a un sector enfurecía a otro por lo que con el triunfo del peronismo, los militares se enfurecían y amenazan con un golpe de Estado. Ante una situación caótica Frondizi cambia el gabinete, interviene las provincias peronistas, pero para los militares no alcanza y el 29 de marzo detuvieron a Frondizi para trasladarlo a la isla Martín García. Así, José María Guido presidente del Senado se convirtió en el nuevo presidente.
Presidencia de Guido
José María Guido llegó al gobierno el 30 de marzo y aunque impidió la abrupta presencia militar en la conducción política del país, su gestión nació debilitada y fuertemente condicionada por la tutela de las fuerzas armadas por lo que la gestión estaba caracterizada por una profunda crisis política económica y militar. Los comandantes en jefe de las tres fuerzas armadas presionaron a Guido para instalar en el gabinete ministros con marcada tendencia antiperonista y antifrondizista.
Durante la gestión del presidente Guido se implementaron nuevos planes de estabilización basados en los principios sostenidos por el Fondo Monetario Internacional que condujeron a una recesión. El país sufría una nueva crisis de la balanza de pago por medidas económicas ortodoxas adoptadas por la vuelta de Federico Pinedo primero en el ministerio de Hacienda y luego por la nueva gestión de Alsogaray que impuso un plan de austeridad para sanar las finanzas públicas, pero que solo dejaron un profundo deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores.
Dentro de las medidas impulsadas por el ministerio de Hacienda y Economía encabezado por Álvaro Alsogaray se impulsó un “acuerdo social” en junio de 1962 en la que se le proponía al sindicalismo una batería de medidas como, por ejemplo, el derecho al despido sin indemnización, la revisión de las cláusulas convencionales que perjudiquen la productividad según la mirada patronal, una pausa en los reclamos salariales todo esto con el objetivo de limitar la actividad sindical. Entonces, lo que se buscaba era aumentar la productividad y disciplinar a la fuerza de trabajo es decir limitar al máximo la posibilidad de reclamar sus derechos.
La ofensiva de la CGT no se hizo esperar y a principios de 1963 tras la reunión de un nuevo Congreso se anunció un “plan de lucha” para exigir sus derechos. La dinámica del plan de lucha incluyó una semana de protestas que culminó con un paro general el 31 de mayo de 1963. La organización sindical fue posible por un acuerdo entre las “62 organizaciones” y los gremios “independientes” que creó un secretariado general compartido por José Alonso del gremio del vestido y las 62 organizaciones y Riego Rivas un gráfico perteneciente al grupo de los independientes.
Por otro lado, dentro del cogobierno cívico-militar se desarrolló el Estatuto de los Partidos Políticos a través del ministro del Interior, Carlos Adrogue, un radical del pueblo vinculado a los ultraliberales de cara a las elecciones programadas para octubre de 1936. Ese estatuto proscribía al peronismo y a los partidos de izquierda, establecía restricciones para los partidos políticos menores y sólo los dos partidos radicales (UCRI/UCRP) y la Democracia Cristiana quedaron habilitados para la contienda electoral.
Las fuerzas Armadas
Las FFAA no estaban de acuerdo entre ellas desde el comienzo de la Revolución Libertadora y a medida que pasaba el tiempo se fueron dividiendo en dos bandos. Por un lado estaban los “azules” liderados por Onganía que apoyaban las ideas desarrollistas y pretendían incorporar al peronismo sin Perón a través de un frente electoral para evitar la radicalización del movimiento. Según este sector, las fuerzas armadas deberían tener un rol profesional y no político por lo que se auto determinaban legalistas. Además, este sector cuestionaba la indisciplina cometida por los altos mandos ultraliberales. Por el otro lado se encontraban integrados en su mayoría por la Marina, los “colorados” con ideas liberales y aliados del poder de los terratenientes agroexportadores, la Unión Cívica Radical del Pueblo y los conservadores. Este grupo se caracterizó por ser anti peronista por lo que creían que el peronismo erasss una antesala del comunismo. En septiembre de 1962 el pueblo argentino vio como el bando azul, con la colaboración de la aeronáutica, logró reducir en un combate a los colorados tras cuatro días de lucha. El triunfo azul gestionó un cambio en el gabinete en el que se consolidó una tendencia más moderada y negociadora. Así es que se implementó una estrategia legalista tendiente a integrar sin riesgos al peronismo en la vida política. Se trataba de organizar un frente Nacional Popular con la Unión Cívica Radical Intransigente y la Democracia Cristiana incorporando al peronismo, pero dejando al margen al propio Perón. Obviamente, tanto los sindicalistas peronistas combativos, las corrientes políticas de derecha conservadoras, socialistas democráticos y la Unión Cívica Radical del Pueblo se opusieron a este proyecto por lo que los militares azules renunciaron a la práctica integracinista. Ambos bandos eran anti peronistas, cristianos occidentales que en 1963 llevaron adelante un pacto para realizar elecciones sin Perón.
¿Que era la doctrina de seguridad nacional?
Esta doctrina surge en Estados Unidos y fue difundida en el continente americano a través de las conferencias que se desarrollaban en la Escuela de las Américas con sede en Panamá en las que participaban los jefes de los ejércitos latinoamericanos y oficiales de Estados Unidos. El país del Norte una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial y a comienzos de la Guerra Fría comenzó a preocuparse por un avance del comunismo en América Latina lo que lo llevó a la creación de la doctrina para convencer a los países americanos de que una acción soviética y subversiva podía perjudicar las democracias existentes. De esta manera, Estados Unidos diseñó una división de trabajo militar en la que el país del Norte se ocupaba de la defensa continental y cada uno de los ejércitos nacionales latinoamericanos cumplía una función similar en sus respectivos países. Se trataba de evitar un eventual ataque al continente por parte de la URSS y sus aliados y de combatir a la subversión impulsada por el comunismo internacional en el interior de cada país. Además de las reuniones mensuales entre los miembros de los ejércitos, se celebraron tratados de asistencia militar entre el gobierno de los Estados Unidos y los demás países a través de los cuales las fuerzas armadas recibían asesoramiento y armamento.
Elecciones
El 7 de julio de 1963 se realizaron las elecciones presidenciales en las cuales los candidatos eran Arturo Umberto Illia de la Unión Cívica Radical del pueblo, Oscar Alende de la Unión Cívica Radical intransigente y Pedro Eugenio Aramburu por la Unión del Pueblo Argentino integrado por grupos conservadores y partidos provinciales. Perón ordenó la abstención electoral y el voto en blanco por lo que Ilia logró el 25% de los votos y fue consagrado presidente de la nación en el Colegio Electoral.
La presidencia de Illia
Este gobierno fue cuestionado desde sus comienzos y no forjó una base sólida ya que no contaba con el apoyo social de los trabajadores dado que el peronismo estabas proscripto y los obreros no confiaban en el Poder Ejecutivo. Tampoco contaba con gran apoyo político dado que tenía en contra a la UCR Intransigente y al sector del peronismo que aunque estaba proscripto to presionaba a través de los sindicatos. Además, Illia tenía amplia relación con el sector “Colorado” de los militares que habían perdido los enfrentamientos con el bando “azul” de Ongania por lo que la amenaza de un golpe militar estaba a la orden del día.
La política económica del gobierno de Illia
El Poder Ejecutivo trató de impulsar la demanda interna a través del gasto público y diversos mecanismos de distribución del ingreso por lo que durante esta tapa hay rasgos de estatismo y nacionalismo económicos siendo una de sus medidas la anulación de los contratos petroleros concretados por el gobierno de Frondizi. También impulsó la ley de salario mínimo vital y móvil por lo que se elevó los salarios y hubo un control de precios con el propósito de mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. Además, se generó la regulación del mercado farmacéutico por lo que se llevó adelante una ley de medicamentos que afectaba intereses de poderosos laboratorios internacionales.
La política económica aplicada no satisfizo ni a los desarrollistas ni a sus aliados liberales. Las características de estatismo y nacionalismo económico tanto en el ámbito interno como en el internacional provocaron rápidamente la ferviente oposición de las corporaciones de los sectores dominantes especialmente de los que integraban la Acción Coordinadora de Instituciones Empresariales Libres (Arciel), la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Sociedad Rural Argentina (SRA). Entre las medidas más criticadas por las clases dominantes estaban; la anulación de los contratos petroleros, la eliminación de los depósitos de moneda extranjera la ley de salario mínimo vital y móvil entre otras. En particular los terratenientes nucleados en la SRA se vieron afectados por los controles aplicados en el mercado cambiario y por una política agrícola que se proponía implementar una reforma. Desde 1965 estos sectores empezaron a criticar la política económica de Illia elaborando una acusación que pretendía asociar el contenido de la política con ciertas prácticas que atentaban contra la propiedad privada. Algunos de estos sectores sostenían que la causa del proceso inflacionario era provocado por el gesto populista hacia el comunismo con la creación de la ley de salario mínimo, vital y móvil. Algunos partidos políticos conservadores directamente sostenían que el gobierno era duro con la empresa privada y blando con el sindicalismo peronista y la izquierda Marxista. También dentro de los enojados con el gobierno estaban los desarrollista promotores de la modernización autoritaria los actores azules de las Fuerzas Armadas y empresarios vinculados con el capital extranjero que expresaban su bronca a través de “Primera Plana”, una revista semanal que promovía el descrédito al gobierno, el temor hacia el peronismo y promovía el golpe de estado.
Las fuerzas Armadas por su parte fueron profundizando sus diferencias con el gobierno siendo uno de los principales conflictos el acercamiento del gobierno con el sector de los colorados y la negativa de aprobar una legislación que involucrara directamente al ejército en las luchas anticomunistas. Por estas y otras razones, las FFAA llevaron adelante un golpe de estado que derrocó al gobierno el 28 de junio de 1966. Las razones con las que las fuerzas armadas justificaban el golpe militar eran, entre otras, la decadencia del sistema parlamentario, la falta de autoridad por parte del presidente Ilia y la debilidad de el poder ejecutivo frente al avance comunista. Los militares que sacaron al gobierno del presidente Illia contaron con importantes apoyos en la sociedad civil como: grupos de extrema derecha que deseaban terminar con el sistema político tradicional de la Argentina, políticos sin votos que veían la posibilidad de formar parte del nuevo gobierno militar y grandes intereses económicos locales representados por algunas entidades como la UIA y la SRA.
¿De qué movimientos pendulares hace referencia Horacio Ciafardini para explicar la situación de esta y la próxima década?
En el contexto de una argentina dependiente en cuanto a su integración y al desarrollo del proceso de industrialización, este autor observó que durante estas dos décadas hubo un movimiento pendular en dos sentidos: uno económico y otro político.
En el péndulo económico el autor expresó que la Argentina estaba envuelta en periodos cíclicos que se dividen en dos polos. Uno de avance industrial que contemplaba la urbanización y el aumento de empleo centrado en un momento de ampliación productiva. Según Ciafardini, posteriormente se instalaba un ciclo de recesión marcado por el desempleo, el descenso de la actividad económica con una suba de precios que desembocó en una caída de la importación y un fomento a la exportación de ciertos sectores de la industria. estos ciclos pueden denominarse Stap and Go.
A la hora de hablar del péndulo político, este autor indicó que Argentina no podía encontrar un sistema político dominante y estable por lo cual, el péndulo se movía entre dictaduras con poco consenso, fragmentadas ideológicamente y casi inestables y gobiernos constitucionales que estaban bajo la presión militar, las prescripciones o interrupciones por gobiernos fraudulentos.
Otro autor que va a hablar sobre las dos décadas anteriores a la dictadura militar de 1976 fue Portantiero. Este autor al hablar sobre estas dos décadas mencionó que claramente se observaba un empate hegemónico en una disyuntiva entre dos procesos socio/ económicos que pretendían resolver la crisis de cuello de botella que se generó por el proceso de desarrollo del sistema de industrialización por sustitución de importaciones que existía desde el segundo gobierno peronista en adelante. La disyuntiva está entre, por un lado, los que quieren volver al al ciclo liberal y ortodoxo del sistema agroexportador y, por el otro, los que preferían el sistema desarrollista, como Frondizi, que querían ampliar el proceso de industrialización por sustitución de importaciones, pero sin un estado interventor, sino apelando a los capitales extranjeros y a una racionalización productiva.
A la hora de analizar la crisis política, Portantiero describe una crisis de hegemonía caracterizada por fuertes conflictos dentro del poder dominante de turno por definir el rumbo del país. Este autor también nos va a hablar de un enfrentamiento entre el sector político y el militar, pero le va a agregar a la crisis política la existencia de la resistencia por parte del sector obrero que va a cuestionar también al poder de turno ya que este último quería reducir o suprimir los derechos conquistados por los trabajadores.
Bibliografía recomendada
Rapoport, Mario Daniel (2020). Historia económica, política y social de la Argentina - 1a ed. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Crítica.
Recalde, Héctor Eleodoro (2010). La Argentina: de la Revolución de Mayo al Bicentenario - 3a ed. Buenos Aires: Del Aula Taller.
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