Una etapa de tres tiempos que marcaron el protagonismo de una sociedad cansada del hostigamiento por parte de las Fuerzas Armadas.
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En la etapa anterior vimos como los gobiernos de la Revolución Libertadora terminaron con la caída del presidente Illia en manos de una nueva dictadura cívico-militar conocida como “La Revolución Argentina” integrada por Onganía Levingston y Lanusse.
La revolución Argentina
A diferencia de otras dictaduras, la Junta de Comandantes de las fuerzas armadas desarrolló el Estatuto de la Revolución Argentina” en el cual establecía que no tenía plazos sino “objetivos que cumplir” lo que mostraba la intención de suspender por mucho tiempo la vuelta a las elecciones y el sistema político de representación. Así, el presidente de facto, Juan Carlos Onganía estableció un régimen político diferente en el cual se destituyeron a las autoridades del Poder Ejecutivo, a las autoridades provinciales y municipales, a los miembros de la Corte Suprema e intervinieron el Poder Judicial. También se cerró el Congreso Nacional y se prohibieron todos los partidos políticos. Este régimen político era ejercido con el propósito de cumplir un sistema de tiempos que consistía en un tiempo económico, un tiempo social y un tiempo político. Según los integrantes del gobierno de facto, la existencia del Congreso Nacional, los partidos políticos y las instituciones representativas como la CGT impedían que el país avanzara económicamente. Además, ellos sostenían que el atraso económico producía conflictos sociales que favorecían el avance de la subversión, por eso se trataba de administrar y no de hacer política. Por esa situación, el único que llevaría adelante la actividad política sería el gobierno, es decir que los poderes ejecutivos y legislativos se concentraban en la persona designada como presidente de la nación, por lo que la junta se autodesignada poderes constituyentes.
El tiempo económico serviría para solucionar las trabas productivas y alcanzar un desarrollo industrial que llevarían al país a una acumulación de los sectores más modernos. Esta situación disminuiría los costos operativos constituyendo un aparato productivo más eficiente terminando con la inflación y los ciclos depresivos. El tiempo social estaba destinado a distribuir la riqueza acumulada en la etapa anterior que lograría la eliminacíon de los conflictos sociales que permitirían ir hacia al tiempo político que en un futuro lejano iba a contar con una “apertura democrática” con rasgos no definidos y que sería totalmente diferente al que habían derrocado, por lo cual podemos caracterizar al gobierno como liberal en lo económico y antiliberal en lo político que buscaba, según su discurso, la modernización y grandeza nacional. Los ideólogos de la revolución Argentina no alcanzaron ninguno de los objetivos y la oposición que produjo la política de la dictadura se plasmó en gran parte de los argentinos que lograron finalmente que los militares abandonaran el gobierno.
La presidencia de Onganía
El politólogo Guillermo O’Donnell caracterizó al gobierno de Onganía como un Estado burocrático autoritario. Según este autor, se trataba de un sistema que anulaba todos los mecanismos de la democracia como lo eran los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), los partidos políticos y la actividad sindical libre. Especialmente, se buscaba eliminar toda la actividad social de los trabajadores organizados y de los grupos políticos opositores.
La política económica
La política económica del gobierno de Onganía la llevó adelante Adalberto Krieger Vasena, un economista vinculado al mundo de los negocios. Sus principales metas fueron luchar contra la inflación, lograr el aumento de la inversión y el crecimiento de los sectores empresarios modernos. Era un proyecto de desarrollo industrial centrado en las inversiones extranjeras y orientado a la segunda etapa de la sustitución de importaciones.
Según el ministro de Economía, el problema de la Argentina eran los elevados índice de ineficiencia tanto en el sector público y privado y proponía como solución una redistribución de recursos pero no entre distintos sectores sino entre las actividades de cada sector. Dentro de las principales medidas económicas que se fueron dando estaba la devaluación del 40% para terminar con la especulación, atraer capitales extranjeros y para evitar que algunos sectores se beneficiaran de manera desproporcionada. En este sentido se desarrolló la ley de impuesto a las exportaciones que oscilaba entre 15y 29% y que afectaba en parte a las exportaciones tradicionales. Al cobrarse el impuesto los exportadores no recibían gran parte del incremento del ingreso provocado por la devaluación y el Estado se apropiaba del excedente que habrían obtenido sobre todo los terratenientes mientras que impedía una brusca distribución del ingreso a favor del campo.
La devaluación encarecía los productos importados y colocaba a la industria local en una mejor posición competitiva y para evitar que eso disminuyera la eficiencia se llevó acabo la reducción de los aranceles aduaneros, de esta manera la eficiencia debería ser la característica principal de cada sector. La política económica del ministro Krieger Vasena tenía un dólar más barato para exportaciones de productos primarios, y las importaciones de materias primas y un dólar más caro para las exportaciones de productos industriales, la importación de bienes de consumo final y las transacciones financieras. Aunque en un principio se logró bajar la inflación, obtener un equilibrio fiscal y un aumento del producto bruto, todo esto tuvo consecuencias desfavorables. Dentro de las consecuencias de la economía podemos mencionar: la desindustrialización nacional por filiales y venta, un aumento de las importaciones, un desequilibrio fiscal, condiciones de trabajo paupérrimas con congelamiento de los salarios y convenios colectivos de trabajo.
La sociedad vs la dictadura
Los tres tiempos que se había propuesto la dictadura no dieron sus resultados y solo lograron la oposición de gran parte de la sociedad. La protesta social fue protagonizada por amplios sectores de obreros, estudiantes, la clase media y algunos sectores de la iglesia que reaccionaron ante la política autoritaria y el impacto económico provocando por la dictadura.
En un principio, el nuevo gobierno tuvo un cierto consenso por parte de diferentes sectores políticos y sociales, sin embargo luego de un breve periodo en los que se llevaron adelante la inhabilitación de algunos sectores sociales, el gobierno perdió el consenso y se transformó en una política abiertamente dictatorial.
La dictadura de Onganía se proponía eliminar cualquier manifestación de pensamiento crítico y no toleraba ninguna diferencia con la línea oficial. El ámbito universitario fue el que desenmascaró las intenciones de la dictadura, ya que la Revolución Argentina interpretaba que la politización de las universidades constituía un terreno propicio para la infiltración marxista. Por este motivo, el gobierno a fines de junio de 1966 decidió eliminar la autonomía de las universidades y a manera de respuesta numerosos profesores de la Universidad de Buenos Aires presentaron su renuncia y se exiliaron antes de que el gobierno decidiera sus cesantías. También, los centros de estudiantes fueron desalojados mediante la violencia lo que provocó la reacción y el enfrentamiento entre los jóvenes y la Policía. Por su parte, la policía también asaltó la facultad de ciencias exactas de la UBA durante la denominada “noche de los bastones largos”, en la que fueron golpeados y arrestado profesores y alumnos. La nueva intervención militar en las universidades generó la radicalización de una parte importante del estudiantado. Muchos jóvenes engrosaron las filas de los movimientos guerrilleros de distintos signos que comenzó a surgir en esos años. Las luchas estudiantiles de la época levantaron la consigna “obreros y estudiantes, unidos adelante”, siendo el mejor ejemplo de esta unidad la revolución social conocida como El Cordobazo.
Otro claro ejemplo de lo que pretendía el gobierno era las leyes que se desarrollaron en función a la modernización del país y la racionalización económica. Basándose en estos argumentos de racionalización económica y modernización del país, la Revolución Argentina comandada por el presidente Onganía desarrolló una serie de reglas con atribuciones para los organismos encargados de la seguridad nacional. De esta manera, se ampliaban las prerrogativas del Consejo Nacional de Seguridad y de la Secretaría de Inteligencia del Estado. también, con el mismo objetivo se intervinieron los medios de comunicación, se restringió la libertad de prensa y se censuraron varios centros de la cultura. Todo este despliegue represivo apuntó fundamentalmente a prevenir las reacciones de los sectores que se iban a ver afectados por la implementación de la nueva economía. Los primeros afectados por la política económica fueron los trabajadores de los sectores del transporte, la energía, los portuarios, los ferroviarios, el personal de servicio de electricidad y petroleros que sufrieron la intervención o la pérdida de la personería gremial de sus sindicatos y en algunos casos dio lugar a huelgas que fueron severamente reprimidas con el arresto de los delegados sindicales y el despido o sanciones de los trabajadores. Asimismo, otros actores sociales como los comerciantes, los funcionarios y empleados del sector público, los agricultores y los grandes productores rurales también padecieron las consecuencias de una política económica tendiente a favorecer a la gran industria y a las empresas extranjeras. El resultado de toda esta insatisfacción se pudo ver en las tensiones sociales que se fueron acumulando lo que provocó las condiciones para un estallido popular.
Los sacerdotes del tercer mundo
Desde 1968 se creó el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, cuyos integrantes preocupados por la situación de los más vulnerables utilizanban la política con una vía para solucionar los problemas económicos y sociales. Algunos curas se acercaron al peronismo por la vocación por la Justicia social y se reunían con el ala de la juventud o el sector guerrillero, pero también buscaban entablar relación con la izquierda. Uno de los personajes más reconocidos de este grupo fue el Padre Mujicaquien desde un principio participó en el grupo haciendo su labor en la Villa 31 y que fue asesinado el 11 de mayo de 1974 en manos de los integrantes de la organización parapolicial conocida como Alianza Anticomunista Argentina (la triple A).
El accionar de este grupo los llevó a confrontar con la jerarquía eclesiástica que tenía una actitud más conservadora.
Las organizaciones guerrilleras y los sindicatos de izquierda
Durante el gobierno de la Revolución Argentina se acentuó cada vez más un proceso de radicalización de la política con el surgimiento de la nueva izquierda revolucionaria y las organizaciones armadas.
Estos grupos nacieron para enfrentar a la dictadura de Onganía, ya que entendían que para terminar con la opresión del gobierno no había otra salida que la acción armada. Esto va a provocar una basta y muy acelerada activación, movilización y radicalización de amplios sectores populares y muchas organizaciones políticas que se van a ir radicalizando con un común denominador anti dictatorial pero al mismo tiempo abriendo camino a planteos revolucionarios anti imperialista y anti capitalista. Todo este clima contestatario va a estar muy influido por las circunstancias internacionales con las muestras del Mayo Francés, la Revolución Cubana o la antipatía por parte de la sociedad estadounidense contra la guerra de Vietnam que van a provocar en nuestro país las acciones de luchas callejeras, las puebladas, la efervescencia de los sectores juveniles y la renovación del compromiso político al interior del cristianismo. Pero, también va a incluir los avances de la organización de los barrios populares los primeros movimientos villeros, va a incluir la organización del campesinado del norte y del nordeste bajo la forma de las Ligas Agrarias. Además, va a incluir también a dos fenómenos: por un lado el surgimiento de todo una serie de organizaciones revolucionarias sobre todo provenientes de la izquierda y el peronismo y, por el otro lado, el surgimiento de expresiones radicalizadas de lo que se denomina “clasista” dentro del movimiento obrero. Así nacieron Las Fuerzas Armadas Peronistas, Descamisados, las Fuerzas Armadas Revolucionarias, las Fuerzas Armadas de Liberación y ya para 1970, existían organizaciones importantes como lo fueron Montoneros por parte del peronismo y del lado marxista El Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y el Partido Revolucionario de los trabajadores.
Luego de que 1967 la CGT diera un paso atrás en su “Plan de lucha”, surgió dentro del movimiento obrero el desarrollo de corrientes sindicales sumamente radicalizadas ubicadas a la izquierda tanto dentro del grupo de la CGT del vandorismo como de la CGT de los argentinos. Estos grupos se caracterizaban por sus posiciones anti burocráticas, combativas y explícitamente revolucionarios que van a tener dos vertientes principales. Por un lado lo que se conoce como el “sindicalismo de liberación” encarnado por la figura de Agustín Tosco y la otra vertiente es la que se conoce como el “sindicalismo clasista” que va a tener su foco principal en Córdoba a partir de las experiencias de los sindicatos de la fábrica Fiat dirigidos por René Salamanca. STRAC-SITRAM eran las siglas de dos sindicatos que agrupaban a los trabajadores de las fábricas de automóviles Fiat en Córdoba. Estos sindicatos de planta actuaban con objetivos y métodos diferentes a los de la “burocracia sindical” por lo que estos sindicatos se auto definieron como “clasista” y su actividad de reclamo laboral estaba caracterizaba por la ocupación de las fábricas, la disputa del capital en el propio plano productivo, los combates callejeros y la movilización de la población de la ciudad de Córdoba en contra de la racionalización laboral empujado por el gobierno. Estos sindicatos cuestionaban las relaciones sociales existentes por lo que eran una corriente sindical más bien ligada a las fuerzas revolucionarias marxistas peronistas
que se van a proponer bajo el eslogan “Ni golpe, ni acción, revolución” construir o recuperar las banderas de un sindicalismo orientado hacia la lucha de clases, hacia la revolución y hacia el socialismo. Por esta cuestión, estos grupos se ubicaban más cerca de la “nueva izquierda” y del peronismo radicalizado que de la dirigencia sindical de la época.
En cuanto a las fuerzas revolucionarias se puede decir que gracias a el calor de todas las movilizaciones y el descrédito en el que estaban sumergidas organizaciones como el Partido Socialista, el Comunista o el propio peronismo se produjo el nacimiento de toda una serie de fuerzas políticas revolucionarias y que expresaban todo un fenómeno de radicalización política que se fue volcando hacia posiciones más revolucionaria y hacia un horizonte socialista. A partir de la Revolución Cubana, todos estos grupos van a coincidir en que una política verdaderamente revolucionaria implicaba necesariamente un enfrentamiento violento contra las clases dominantes, contra el Estado totalmente ilegítimo y contra sus fuerzas armadas. Derivan así del campo del socialismo el Ejército de Liberación Nacional o las Fuerzas Armadas Revolucionarias en 1967. En tanto que del Partido Comunista surgieron: el Partido Comunista Revolucionario y organizaciones como las fuerzas Armadas de Liberación en 1968. También se desprendieron del peronismo las fuerzas Armadas Peronistas.
El cordobazo
El deterioro del gobierno de Onganía alcanzó su punto máximo a tres años de su gobierno y prueba de eso lo daban las calles que mostraban continuamente a los movimientos populares en protestas.
En mayo de 1969, el gobierno de Onganía decidió cerrar los comedores universitarios. La respuesta del estudiantado no se hizo esperar y se organizó una movilización popular en Corrientes con motivo del asesinato de dos estudiantes por parte de la policía. Los estudiantes rosarinos también se manifestaron en solidaridad y fueron reprimidos provocando la muerte de otros dos estudiantes. Esa situación hizo que la movilización se reprodujera en Tucumán y en la Plata, pero el gran estallido social tuvo lugar en Córdoba y se lo conoció con el nombre de El Córdobazo.
Córdoba además de ser una importante ciudad universitaria era el segundo polo industrial del país con fuerte sindicalismo peronista dividido en tres: bloques los ortodoxos, los vandoristas y el sector de Agustín Tosco del gremio de luz y fuerza. A la movilización estudiantil se le sumo una movilización obrera provocada por la privatización de la empresa provincial de energía eléctrica Espec y la quita del sábado inglés por lo que las dos CGT convocaron un paro nacional para el 30 de mayo. pero en Córdoba decidieron adelantar el paro con movilización para el 28 de mayo y tanto los estudiantes como los obreros se organizaron para generar la protesta en la plaza San Martín donde se enfrentaron y redujeron a las fuerzas policiales que intentaban reprimirlos por lo que los manifestantes tomaron el control de la ciudad con el apoyo de la población. Durante tres días hubo enfrentamientos entre la policía y los manifestantes y que fueron derrotados cuando el gobierno envió más fuerzas armadas al lugar. Como consecuencia de los enfrentamientos, el gobierno reconoció un saldo de 16 muertos y dos mil heridos. Después de el Córdobazo la tensión no disminuyó y la crisis social se agravó por lo que se inició una etapa de movilización social que duró hasta 1976. Además, el 29 de mayo del 1970, en el día de la conmemoración del ejército fue secuestrado el General Pedro Eugenio de Aramburu quien fue líder de la Revolución Libertadora que había proscripto a Perón y que delimitó el accionar del sindicalismo. Tiempo después el cadáver de Aramburu fue hallado en la provincia de Buenos Aires y la responsabilidad de los hechos la asumió la agrupación montoneros. El Córdobazo entonces, comenzó la cuenta regresiva para el régimen del gobierno de Onganía quién fue removido de su cargo pocos días después del hallazgo del cadáver de Aramburu, y en su lugar fue designado el General Roberto Marcelo Levingston.
La presidencia de Levingston
Lejos de buscar las vías hacia la democracia, el nuevo presidente buscaba profundizar la “revolución, por lo que el gobierno de Levingston duró pocos meses y estuvo caracterizado por una continúa agitación social y el avance del sindicalismo clasista. Durante el breve gobierno de Levingston se intentó dar una serie de medidas moderadamente nacionalistas tendientes a limitar la presión extranjera y a favorecer a las empresas nacionales públicas y privadas, también se intentó adoptar una política laboral menos rigurosa y con respecto a las fuerzas armadas, al igual que Onganía, el presidente procuró afianzar su autoridad ante la junta. El ministerio de Economía estaba liderado por Aldo Ferrer, quien intentó aumentar la capacidad adquisitiva del salario de los trabajadores y desarrolló la ley de “Compre Nacional” que establecía que el Estado debía preferir a las empresas de capital Argentino en las licitaciones públicas. En marzo de 1971 ocurrió un segundo Córdobazo con consignas más duras que el primero generando así la destitución de Levingston.
Los partidos políticos vs la dictadura de la Revolución Argentina
Para el gobierno de la dictadura los partidos políticos representaban intereses sectoriales y eran la fuente del desorden y la subversión, por eso consideraban que los espacios políticos eran un obstáculo que frenaban las profundas transformaciones que el gobierno quería emprender. Con ese argumento, la dictadura intentó eliminar lo que ellos consideraban una ineficiente y peligrosa actividad política y parlamentaria que ponía en peligro el potencial económico del país que la dictadura pretendía alcanzar.
En el espacio peronista, dirigentes como Perón apoyaron la llegada de la dictadura de Onganía al poder, siendo un claro ejemplo de ello el sector del sindicalismo peronista que concurrió al acto de asunción de Onganía aspirando a participar en el nuevo gobierno. Pero tanto Perón como los cuadros políticos del justicialismo no pudieron mantener un diálogo con Onganía, ni tampoco alcanzaron la posibilidad de desestabilizar al gobierno hasta que gracias a los masivos y contundentes alzamientos que culminaron en el Córdobazo lograron la resurrección de la actividad política. A partir de entonces, Perón recuperó su protagonismo y, desde el exilio, alentaba tanto las manifestaciones masivas contra la dictadura así como la lucha armada. De forma paralela, sectores del peronismo intensificaron las relaciones con otros espacios políticos en especial con el radicalismo y durante la corta presidencia de Levingston, los contactos entre las distintas fuerzas políticas se aceleraron presionando cada vez más para restaurar la democracia. En noviembre 1970, el peronismo, los radicales y algunos partidos menores crearon una coalición conocida como “La Hora del Pueblo”, desde donde reclamaban la vuelta a elecciones sin vetos ni proscripciones y se prometían entre ellas a respetar los derechos de las minorías y un juego limpio cuando se vuelva a instalar la democracia. Así, los partidos políticos creían que dejarían atrás cualquier intento de coalición o apoyo hacia los militares en beneficio de quienes no gobernaran el próximo periodo democrático.
La presidencia de Lanusse
El presidente defacto llegó al poder por la cotidianidad de las protestas sociales que agotaron la presencia de Levingston en el gobierno, pero también llegó por la presión de la coalición de la Hora del Pueblo. En marzo de 1970 se dio inicio al operativo repliegue de los militares mediante el proyecto del Gran Acuerdo Nacional en el cual Lanusse da vuelta a los tres tiempos propuestos por los militares. Este Gran Acuerdo Nacional tenía como principal objetivo encaminar al país hacia una salida electoral condicionada y controlada por las fuerzas armadas. Además, se buscaba, en medida de lo posible, acordar con los partidos políticos, la CGT y la iglesia alcanzar un gobierno de transición o lograr la candidatura de Lanusse. También el GAN establecía el fin del Colegio Electoral, el voto directo al presidente incorporando la segunda vuelta si el partido que ganaba no lograba el 50% de los votos y además establecía como condición que sólo se podían postular quienes vivieran en el país 10 meses antes de la fecha de la elección. Esta condición dejaba afuera de la elección a Perón que estaba en el exilio.
Por su parte, Perón tuvo que reconocer como integrantes muy valiosos a las agrupaciones juveniles de la tendencia revolucionaria, sectores que proclamaban el “socialismo nacional” y que no eran ideales propios del peronismo. Tanto la juventud peronista como el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) de Frondizi, los Conservadores Populares los Populares Cristianos y otros grupos conformaron el ortodoxo Frente justicialista por la Liberación FREJULI, que comandado por Perón presentó la fórmula Cámpora-Solano Lima que puso fin al gobierno de facto.
Bibliografía recomendada
Rapoport, Mario Daniel (2020). Historia económica, política y social de la Argentina - 1a ed. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Crítica.
Recalde, Héctor Eleodoro (2010). La Argentina: de la Revolución de Mayo al Bicentenario - 3a ed. Buenos Aires: Del Aula Taller.
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